Bajo la misma estrella

A este ritmo me acabaré especializando en literatura Young Adult, es un tipo de lectura que me encanta y que cada vez disfruto más. Son historias sin florituras, que nos conmueven con argumentos realmente sencillos y que no pasan desapercibidas.

Prueba de ello es el libro de cuya reseña os traigo hoy, Bajo la misma estrella de John Green. En esta historia nos encontraremos con Hazel, una chica de dieciséis años que padece un cáncer que le ha afectado a los pulmones, por lo cual siempre tiene que llevar consigo misma una botella de oxígeno si quiere seguir respirando.

Obligada por sus padres, Hazel, acude a unas reuniones de apoyo para jóvenes con cáncer. Lo que ella no sabe es que en una de esas reuniones conocerá a Augustus Waters, un chico que le llama la atención en seguida porque no deja de mirarla. Gus no es un chico de diecisiete años normal, siempre lleva un cigarro sin encender en los labios y, a causa de un cáncer tipo osteosarcoma, le falta una pierna. Lo que Hazel no sabe es que Augustus Waters cambiará para siempre su forma de ver la vida y afrontar los problemas.

Quizás algunos pretendan catalogar este libro como una historia sobre el cáncer, pero, desde mi opinión, no es así. Bajo la misma estrella no es un libro sobre el cáncer, ni si quiera sobre la muerte, es una historia llena de vida. John Green nos pone contra la pared y nos obliga a replantearnos la forma en que vivimos y la importancia que le damos a las cosas que realmente no la merecen.

Aunque es una historia conmovedora que conseguirá hacerte perder alguna que otra lagrimilla (a no ser que seas extremadamente sensible, en ese caso llorarás a mares), con un estilo sencillo, como el resto de libros de este género, y con unos personajes completamente geniales, el autor nos hará reír a carcajada limpia en incontables ocasiones.

Bajo la misma estrella es un libro que todo el mundo debería leer. Una historia que nos hará recordar a todas esas personas que se fueron, que dejaron una huella en nuestro corazón y nos hará reconsiderar como nos relacionamos con las personas que nos rodean. Porque, aunque desde diferentes posiciones, todos vivimos bajo la misma estrella.